LA SATISFACCIÓN DEL CREYENTE EN EL SERVICIO



ROMPEHIELO: ¿Cuál ha sido tu mayor logro en el trabajo? Recibir halagos de tu jefe o compañeros, aumentó tu salario, un elogio en público, ¿cómo te sentiste?
En este estudio aprenderemos que el servicio sacrificado, guiado y avalado por Dios es la mejor satisfacción para el siervo y la iglesia.

Leer 2Corintios 1:12-24; 2:1-4

1.       Vs. 12-14. ¿Cuál es la gloria de Pablo?,

Le ofrece toda la gloria a Dios, por su gracia y al ministerio que tenía en Corinto. Además tiene el testimonio de su propia conciencia irreprochable. La conciencia es lo que nos dice si somos inocentes o culpables. Su conciencia, a la luz de una vida entregada al servicio de Dios, lo mantenía limpio.

¿De qué se enorgullecía?

La meta de Pablo en esta vida era, además de darle la gloria a Dios, hacer su trabajo “con sencillez y sinceridad hacia Dios” así, su ministerio también era para él y para los creyentes una satisfacción, un orgullo ya que era irreprochable

¿Cómo creyente; cuál es tu mayor satisfacción?

Como creyentes, nuestra mayor gloria o satisfacción debe estar en entender y conocer a nuestro Dios (Jer. 9:24), y en Jesucristo por el cual hemos sido redimidos (Ro. 5:11). El servicio de un creyente tiene que ser sincero, sin buscar su propia gloria o beneficio. No debemos enorgullecernos de un trabajo que da gloria a los hombres y no a Dios.

¿Estás trabajando con sencillez y sinceridad hacia Dios, qué dice tu conciencia respecto a esto?

2.       Vs. 15-16 – 1Co 12:7. En el ministerio de la iglesia ¿cuál es el objetivo principal?

Es el bien común, la doble bendición de la que Pablo habla, se trata de las bendiciones que llevaría de parte de Dios hacía la iglesia de Corinto. Cuando realizamos un servicio con sencillez y sinceridad hacia Dios más la ayuda idónea del Espíritu, la bendición es recíproca (para el que sirve y el servido), y la gloria es para Dios.

3.       Vs. 17-20. Lo que Pablo quiere dar a entender es que no todo en la vida está al alcance de nuestra voluntad, porque a veces Dios hace que las circunstancias impongan un cambio de planes. Dado que la vida de Pablo estaba guiada 100% por el Espíritu tenía que seguir la dirección del Espíritu más que sus planes o deseos.
¿En tu ministerio, qué decisiones son más fáciles de seguir: las tuyas o las de Dios?

Para que la gloria sea para Dios y así tener satisfacción (como la de Pablo), es necesario que nuestras decisiones sean guiadas por Dios en todo momento, que ningún plan o meta sea conforme a la carne.

4.       Vs. 21-24. ¿Qué garantía de satisfacción ofreces en tu servicio?

La garantía no es el resultado, la garantía es la aprobación de Dios (2Tim. 2:15). No importa qué clase de don extraordinario tengas, o que habilidad superhumana puedas tener, mientras no tengas la aprobación de Dios en tu obra no servirá de nada.
Es un deleite, una satisfacción enorme, tener la aprobación de Dios en nuestro servicio y tenerlo a él mismo por testigo de nuestra obra.

5.       Vs. 2:1-4.  ¿por qué Pablo no mostraba su tristeza frente a los hermanos?

A pesar de su gran tristeza, busca no entristecer a la congregación, si no que les muestra el gran amor que les tiene, y en el ánimo que recibirá, su deleite estaba en darles alegría. Muchas veces nuestro ministerio es influenciado por nuestras emociones, y nuestra tristeza o desánimo se hacen notar por la forma en que servimos. No quiere decir que Pablo no quería el consuelo de la iglesia, sino que hacía a un lado su tristeza para ofrecer amor, alegría y satisfacción, y en ese sacrificio encontraba su consuelo.

¿Qué clase de ministerio quieres tener, el que da gloria al hombre o a Dios?, ¿qué clase de satisfacción quieres tener, la humana o la que viene de Dios?

RESUMEN: Pablo encontró su satisfacción en Dios, en Cristo Jesús y en el ministerio que el Espíritu le guiaba, por esa razón el ministerio de Pablo daba frutos, y era de beneficio para toda la congregación y para él mismo. Debemos buscar la dirección de Dios con sencillez y sinceridad, haciendo que el beneficio sea de todos y no solo el mío.

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